domingo, 14 de noviembre de 2010

LIBERTOS
Una noche fría de invierno, bajo la luna resplandeciente, nació un niño, el cual, no seria como todos los demás niños, no gozaría de libertad, ni de privilegios. Ese niño era un esclavo, ese niño era yo.
Mi familia, arrebatada de sus tierras en Hispania, fue obligada a esclavizarse.
Desde que tuve uso de la razón, estuve trabajando, siempre a disposición de nuestros amos.
Vivíamos en una villa, a las afueras de Roma, en ella se hospedaban el amo, con su mujer y un hijo. El amo se llamaba Octavius, pertenecia a un miembro importante del senado, malvado y despiadado como el sólo, hacia con nosotros lo que a el se le antojará.
Mi madre en la villa, se encargaba de limpiar cada palmo de la casa y de las tareas de cocina e baños. Mi padre y yo, nos encargábamos de limpiar el establo y cuidar de los caballos, aparte, teníamos tareas de tipo mantenimiento del hogar y acompañar al amo en todas sus salidas. En una de esas salidas, acompañamos al amo hasta el senado, donde se reunía con la misma clase de chusma que el. Alli todos vestían con su misma bata blanca. Con aires de superioridad, nos miraban como si de animales no tratáramos, nos mostraban con sus miradas el gran desprecio y repulsión que tenian hacia nuestra persona.
Innumerables, son las veces en las que el amo me pego, no eran simples tortazos, eran palizas que de poco me mataban, todo ello era causado por razones estupidas, por un misero error, ya era castigado azotandome con una vara o con cualquier objeto que me pudiera causar dolor.
Mi padre y mi madre, no corrieron mejor suerte que yo, también fueron maltratados en innumerables ocasiones e incluso mi madre, padeció el abuso sexual por parte de mi amo.
En mi infancia, rara vez tuve diversión, una de esas pocas veces, fue cuando el hijo del amo llamado Marcus, me invito a jugar a los muñecos de trapo o marfil con el.
Transcurridos 20 años de duro trabajo sin cesar, mi padre, agotado e medio muerto a causa de las palizas, falleció. Al poco tiempo lo sustituyeron por otro esclavo como si de un objeto se tratase.
Mi madre, gravemente afectada, por el fallecimiento de mi padre, dijo, que ese dolor no lo volveria a tener conmigo, quería que yo fuera libre. Para ello tendría que pagar mi libertad con el poco dinero que consiguiéramos los dos.
Cuando por fin pude pagar mi libertad, me lleno de alegría pero a la vez me ivadió una gran tristeza; dejar a mi madre allí sola ante semejantes personas me producía terror.
Me sentí un poco aliviado al pensar que no seria un adíos definitivo y podria cuidarla, ya que mi libertad no era absoluta, debía hacer unos días de trabajo ("opera") en los cuales, desempeñaría mis antiguas labores, unos días cada cierto tiempo.
Finalmente obtuve mi libertad, pensé en todas las cosas que ahora iba a poder; podria tener mi propia casa, mi propio dinero, mi propia vida... A la vez, pensé, en todo aquello que había perdido, en todos aquellos años de esclavitud, en las palizas, de como me habían arrebatado mi infancia y mi familia.
Eric del Cubo beltrán 1º de bachiller

6 comentarios:

  1. dios pobre hombre =S
    me ha encantado!.. =)

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  2. Apoyo a maricarmen!!
    Me a gustado mucho, pero vaya vida tuvo el pobre...
    muy xulaa :)

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  3. que duro :S
    muy beuna forma de expresar su mala vida
    me ha gustado mucho!!
    muy bien eric :)

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  4. Debe de ser terrible... la impotencia que debe tener un liberto al ver que su familia no ha corrido la misma suerte... Pobrecillos.... Muy bien Eric!! =D

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  5. Eric, has conseguido más audiencia que nadie y eso quiere decir algo.
    La historia está bien llevada, pero tiene anacronismos y palabras despectivas que quiero que las quites. Repasa la ortografía. Hasta la próxima

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