jueves, 8 de octubre de 2015

La vida de Artemis




ARTEMIS 

La diosa que he escogido es Artemis/Diana. He elegido a esta divinidad ya que bajo mi opinión es la más inteligente de todas ya que con tan solo 3 años le pidió a su padre seis deseos, que a mi parecer fueron deseos muy perspicaces para una niña de tan corta edad. 

La diosa Artemis es hija de Zeus y Leto y hermana gemela del dios Apolo. Fue la diosa de la caza, los animales salvajes, los nacimientos, la virginidad y las doncellas y aliviaba las enfermedades de las mujeres. Se la representaba bajo los rasgos de una cazadora joven, acompañada de un perro o de una cierva, vestida con un vestido chitón dórico solo hasta las rodillas, cuyos pliegues se recogían por debajo del pecho. Sus atributos son el arco, el carcaj, flechas, y la Luna creciente. 

Mi trabajo va a consistir en narrar la vida de Artemis, en algunos sucesos habrán invenciones mías. Cada suceso será un relato muy corto. 


LA VIDA DE ARTEMIS 

Fecha desconocida, Isla de Delos, Grecia

Leto en ese momento odiaba a todas sus fuerzas a Hera. La diosa enferma de celos la había prohibido dar a la luz en tierra firme o en una isla a los hijos que llevaba en su vientre debido a que estos niños eran hijos de Zeus, su marido. 

La culpa de que Leto se quedará embarazada fue culpa de su hermana Asteria. Zeus se obsesionó con Asteria e intentó violarla. Esta prefirió convertirse en codorniz, arrojarse al mar y convertirse en una isla llamada Ortigia. Leto no tuvo tanta suerte y fue violada por Zeus quedándose así embarazada. El odio de Hera era tan grande que persiguió a Leto y consiguió que nadie la ayudara durante el embarazo. Además, prohibió a su hija Ilitía, diosa de los partos, que la asistiera en el parto.

Y allí se encontraba, sola en la isla de Ortigia después de 9 días de dolores, esperando dar a luz. La isla había emergido de la profundidades del océano para ayudar a su hermana desobedeciendo así las órdenes de Hera. 

Cada vez las contracciones eran más fuertes y sabía que en nada vería por fin la cabeza de su hijo. Estaba tumbada en la arena empujando con todas sus fuerzas cuando sintió que su hijo salía. ¡Qué sorpresa se llevó cuando vio que era una niña! Decidió llamarla Artemis. De repente sintió más contracciones y conmocionada volvió a empujar con todas sus fuerzas. Artemis, recién nacida, ayudó a su madre a dar a luz a su gemelo como así habían predicho los dioses. 

- ¡Venga madre, empuje! - voceó Artemis. 

Leto todavía confusa porque estaba dando a luz a su segundo hijo se quedó todavía más estupefacta cuando oyó la voz de Artemis. Casi le da un infarto allí mismo. Supuso que si la niña con tan solo unos minutos de vida sabía hablar era debido a que era hija del poderoso Zeus. Y mientras pensaba esto tuvo lugar el nacimiento de su segundo hijo.

- Podrías llamar a mi gemelo Apolo. Es un bonito nombre, madre. 

- Cl..cla...claro que si, me gusta ese nombre, hija. 

Y allí tumbada en la arena de la Isla de Ortigia, Leto era la mujer más dichosa del planeta. La Isla pasó a llamarse Delos en honor de Apolo, el cual después de 4 días de su nacimiento mató a la serpiente Pitón, hija de Gea que había perseguido a Leto para matarla. 

3 años después, monte Olimpo, montaña más alta de Grecia

Artemis aunque tenía buena relación con su madre Leto, en ese momento vivía con su padre, el poderoso Zeus en el monte Olimpo. Zeus se enfrentó a Hera cuando decidió que sus hijos, Artemis y Apolo, vivirían con ellos. La diosa se lo tomó tan mal que estuvo un mes si hablar con su marido. 

- ¡Encima que me es infiel, tiene la desfachatez de decirme que voy a tener que ver corretear a esos pequeños bastardos por mi casa! - exclamaba furiosa a una de sus sirvientas.

En ese mes tuvo tiempo de aceptar la noticia, pero cuando los niños se trasladaron a vivir con ellos, Hera a la mínima que Artemis o Apolo hacían alguna travesura los azotaba.

Y allí se encontraba Artemis, en uno de los pasillos del Olimpo llorando por la azotaina que le había dado la bruja de su madrastra. Con tan solo 3 años de edad no entendía como la mujer de su padre la odiaba tanto. Artemis decidió que iría con su padre a que la consolara. Cuando llegó a la estancia en la que se encontraba Zeus aguardó a que su padre acabara de hablar con Hefesto

Cuando su padre divisó que su hija estaba allí, despachó con rapidez a su amigo. 

- ¿Qué sucede, hija?

- No me gusta Hera. - dijo la niña con una mueca. El padre se echó a reír. 

- Ya me he dado cuenta. Anda ven a sentarte al regazo de tu padre. - la niña acató feliz la orden. 

Estuvieron un rato hablando de cosas sin importancia cuando la niña sorprendió a su padre diciéndole: 

- Padre, me gustaría que me concedieras seis deseos. 

- Depende de cuales sean, hija. - exclamó Zeus.

- Vale, allá voy. Quiero permanecer siempre virgen; tener muchos nombres para que no me confundan con Apolo; ser ‘Dadora de Luz’; tener un arco y flechas, y una túnica hasta las rodillas para poder cazar; tener sesenta ‘’hijas de Océano’’, que tengan todas nueve años, para su coro; y veinte ninfas como doncellas para cuidar de mis perros y mi arco cuando esté descansando.

- Pero hija… - Artemis no le dejó acabar y siguió pidiendo.

- Ah bueno y otra cosa más, no quiero ninguna ciudad sino gobernar sobre las montañas, y también quiero el poder de ayudar a las mujeres en los dolores del parto.

Zeus estuvo un rato callado pensando, le había hecho gracia la petición de la niña y finalmente dijo:

- ¿Ya puedo hablar o vas a volver a interrumpirme? - mientras lo decía dejaba ver una sonrisa. 

- No padre, no le volveré a interrumpir, pero ¿me va a conceder los deseos? 

- Te voy a dar lo que me has pedido; es mucho, la verdad, pero me estás demostrando que estás creciendo. También te voy a dar 30 ciudades para que seas protectora, cuidarás los caminos y los puertos del mundo. Además ahí no acabará tu fama ni tu gloria ya que serán muchas las ciudades que pondré bajo tu protección. 

La niña completamente feliz se lanzó a abrazar a su padre mientras los dos reían a carcajadas en el Olimpo. 

Fecha desconocida, Templo de Artemisa 

La furia que sentía en ese momento Artemis era desmesurada. Tenía la sospecha de que una de sus doncellas estaba embarazada. La doncella en cuestión era Calisto. Estar embarazada en esa época no era un delito, es más, era un motivo de celebración. Pero era un motivo de festividad si no eras una cazadora perteneciente al cortejo de Artemis. Estas habían prometido ser castas para toda la vida y que la diosa se hubiera enterado de que una de sus seguidoras estaba encinta era una ofensa. Así que decidió zanjar el tema haciéndola llamar al salón de su templo.

Artemis se encontraba sentada en su trono tomando fruta junto a unas cuantas doncellas mientras estaba a la espera de que Calisto apareciera. Tras una charla sobre cosas banales las puertas del gran salón se abrieron y apareció Calisto con el rostro desencajado haciendo así que las voces cesaron de golpe. Artemis le hizo un gesto con el dedo para que se acercara. 

- Querida Calisto, voy a ser directa porque no tengo ganas de perder el tiempo. - dijo Artemis. - Me han llegado rumores de que estás embarazada. 

Calisto conmocionada no sabía qué decir así que optó por callarse. 

- Bueno, como no dices nada te ordeno que te quites la túnica. Necesito ver con mis propios ojos si estás embarazada. - ordenó Artemis enfurecida. 

Calisto, todavía impresionada por todo lo que estaba pasando, se quedó quieta, así que una de las doncellas se levantó y obedeciendo la orden de Artemis le quitó a Calisto la túnica dejándola así desnuda y expuesta ante los ojos de todas. Todas de inmediato repararon en el vientre redondeado de Calisto. Calisto intentó decir algo en su defensa pero Artemis le cortó gritando. 

- ¿Cómo has podido hacerme esto Calisto? Quiero una explicación de inmediato. 

Calisto decidió ser sincera y confesó la verdad mientras lágrimas caían por sus ojos. 

- Fue Zeus. Zeus me sedujo bajo la apariencia de Apolo. 

Artemis consciente de que no podría matar a su padre por la ofensa que había hecho decidió descargar toda su furia en Calisto. Y en ese momento, Artemis enfurecida determinó matarla como había hecho con todas las doncellas que no habían permanecido vírgenes como fue el caso de Mera, pero no la mató a la forma tradicional, no, la convirtió en oso y ordenó a su jauría de perros que acabará con ella.

Estas noticias llegaron al monte Olimpo, llegando así a los oídos de Zeus que conmovido por el fin que su deseo había provocado y para salvar a su hijo, transformó a la osa Calisto en la Osa Mayor otorgándole así la inmortalidad. 

Fecha desconocida, Bosques cercanos a la ciudad de Orcómeno 

Después de un largo día de caza Artemis había decidió darse un baño junto a sus ninfas. Estaban en un lago que había en el bosque, el paisaje era precioso y así se lo hizo saber una de sus ninfas a Artemis.

- ¿A qué sí? Es un lugar magnífico, adoro venir aquí. - dijo Artemis. - Además casi nunca pasan por aquí mortales. 

Decidieron desvertirse e irse a bañar. Entraron al lago y estuvieron un rato jugando a salpicarse el agua. 

Ese mismo día, Acteón, un joven de la familia real de Tebas que fue educado por el centauro Quirón había salido muy temprano a practicar sus actividad favorita, la caza junto a su jauría de perros. Cansado de estar todo el día de caso se encaminó hacia un lago que había cerca. Cuando llegó al lago se sorprendió de ver a unas mujeres bañandose. Su asombro fue todavía más grande cuando se percató de que las mujeres que había allí eran nada más ni nada menos que Artemis y sus ninfas. El joven no se retiró sino que se quedó contemplando la escena. Estaba fascinado por la belleza de esas mujeres, sobre todo por la hermosura de la diosa. Sin darse cuenta suspiró advirtiendo así a la diosa. 

Artemis se estaba riendo por una cosa que le había contado una de sus ninfas cuando oyó el suspiro de alguien que había detrás de un arbusto. Cuando miró más detalladamente se percató de que era un hombre. Salió enfurecida del agua y se puso la túnica, se dirigió al arbusto. Sus ninfas siguieron su ejemplo e hicieron lo mismo. 

- Pero, ¿qué se supone que estas haciendo, mortal? - gritó al borde de la histeria Artemis. 

- Yo...yo... yo no pretendía… - Antes de que Acteón pudiera seguir Artemis le había interrumpido.

- ¿Tu sabes quien soy yo? Soy la diosa Artemis y como tal me debes un respeto. - exclamó Artemis. 

Antes de que Acteón pudiera defenderse Artemis le volvió a interrumpir. 

- Nunca debes de enojar a una diosa, mortal. - dijo con una sonrisa malvada. 


Y en ese mismo momento, Artemis convirtió a Acteón en un ciervo por la profanación de ver su desnudez e invocó a la jauría de perros de Acteón para que le diera caza. El joven seguía teniendo consciencia humana e intentó que sus perros le dejarán pero estos no le reconocieron y le persiguieron hasta matarlo. Cuando ya estaba anocheciendo la jauría buscó desesperadamente a su amo por todo el bosque hasta que llegaron a la cueva donde vivía Quirón quien construyó una estatua a la imagen y semejanza de Acteón para que la jauría dejara de lamentarse. 





PRESENTACIÓN POWER POINT


10 comentarios:

  1. Lo primero decir que Artemisa es mi diosa favorita y que entiendo que la hayas elegido. Un poco largo el trabajo, jejeje pero bueno no pasa nada te lo has currado

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  2. Muy largo noe, pero vale la pena leerlo

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  3. Buah, best seller Almazan, no ahora enserio, muy bien hecho ^^

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  4. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  5. Muy largo pero esta muy bien trabajado

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  6. Me ha gustado mucho, sobretodo que hayas puesto diálogos ya que se hace mucho mas entretenido! :)

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  7. Me ha gustado mucho, sobretodo que hayas puesto diálogos ya que se hace mucho mas entretenido! :)

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  8. ALMAZÁÁÁÁÁÁÁÁÁÁÁÁÁÁÁÁÁÁÁN <3

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  9. Buen trabajo. Mejor persona!!! Muakss

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  10. Me ha encantado la presentación y la historia está realmente genial, felicidades!

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