jueves, 8 de octubre de 2015

UNA SEMANA EN LA VIDA DE HERA

UNA SEMANA EN LA VIDA DE HERA.


Esta semana ha sido bastante larga, creo que día a día he ido demostrando mis peores facetas, pero no dejaban de darme motivos para hacerlo, sobre todo Zeus, mi marido.
-
Todo empezó el lunes por la mañana, nada más levantarme recibí una llamada de mi hermana Deméter, muy alterada me contó que Zeus había vuelto a hacer de las suyas,
ésta vez había dejado embarazada a Alcmena, no se muy bien que le vió a esa chica, la verdad es que yo soy mil veces más guapa que esa desvergonzada. Pero al saber que iba a dar a luz a un hijo de mi marido me entró mucha rabia y los celos se apoderaron de mi. Así que decidí utilizar unos de mis dones para que se le malformaran las piernas y así no poder tener a ese niño. En el momento en el que me disponía a hacerlo llamaron al timbre; era la sirvienta de Alcmena, no sé cómo descubrió lo que iba hacer, pero me comentó que el niño ya había nacido, hecho que después supe que no era cierto. La creí, aunque no sé muy bien porqué. Nada más descubrir que me había mentido, la convertí en comadreja; como he dicho antes tengo algún que otro don. Eso me enfureció aún más, así que decidí enviar dos serpientes a la cuna de Heracles, el niño, que nació horas después de decírmelo la comadreja mentirosa. - Pero al parecer había heredado la fuerza y valentía de su padre y lo encontraron con las dos serpientes muertas entre sus diminutas manos. De momento no volveré a actuar contra él, pero es tanta la ira que tengo hacia ese crío que tengo su muerte planeada para el futuro. Me fuí a dormir agotada después de un día tan duro, sin saber lo que me esperaba al despertarme.
 -
 Serían las seis de la mañana cuando Zeus se levantó de la cama de un salto, nervioso por un mensaje que acababa de recibir en su teléfono. Medio dormida le pregunté qué había ocurrido y me dijo que no me preocupara, que eran cosas suyas, así que no le di importancia y me di media vuelta para continuar durmiendo. Me levanté sobre las once , cuando me dirigía a la cocina escuché a Zeus hablando muy alterado por el móvil, me escondí detrás de la puerta para saber de qué se trataba; escuché como le decía a una mujer que no se preocupara, que yo no me iba a enterar, pero que él se iba a desentender de los gemelos. De repente, lo entendí, había vuelto a pasar, otra de sus amantes iba a dar a luz no uno, sino dos hijos suyos. La ira y los celos que sentía iban aumentando mientras escuchaba como le decía a esa mujer como debían ocultármelo, decidí hacerme la loca delante de Zeus, pero salí corriendo de casa dándole un excusa barata y me dirigí a todos los hospitales de la zona para que no la acogieran en ninguno y se tuviera que ir de la ciudad, incluso del país. - Después de comer me enteré por varias personas que se había ido a una isla perdida a tener a los niños; así que decidí enviarle hasta allí una Pitón para que la matara y quedarme tranquila, pero al parecer todos los hijos de mi marido heredan su fuerza o algo similar y consiguieron proteger a su madre. De momento no se nada más de ella ni de sus hijos, pero tengo pensado enviarles a un matón gigante que he encontrado en internet. Él seguro que consigue matarlos a los tres. Ya veremos que pasa… Eran las doce de la noche cuando Zeus llegó a casa, intentó explicármelo, pero solo consiguió cabrearme aún más. Así que le ignoré y le dije que esa noche no hacía falta que se molestara en venir a la cama a dormir, que el sofá también era cómodo.

El miércoles y el jueves fueron algo más tranquilos y, después de hablar durante varias horas con Zeus, decidimos olvidar todo lo que había pasado a cambio de una promesa que le obligué a firmar por escrito. Sé que no la cumplirá, estoy segura, pero espero que aunque sea por poco tiempo deje de irse con otras mujeres, solo sea un mes.
-
El viernes por la mañana Zeus se fue a recoger a Tiresias al aeropuerto, un amigo suyo de la infancia bastante raro, todo hay que decirlo. Pues se ve que antes era una mujer y decidió operarse para cambiar de sexo. Llegaron sobre las dos; durante la comida, no se muy bien cómo, salió el tema del sexo, Zeus decía que somos las mujeres las que lo disfrutamos más y claro, una cosa llevó a la otra y terminamos discutiendo, como siempre. Al final, Tiresias se hartó de vernos discutir y dijo que él sabía bien quién disfrutaba más, ya que él había experimentado el sexo como hombre y como mujer. Dijo que éramos las mujeres las que gozamos más, y eso me enfureció; me estaba llamando mentirosa, cosa que nunca he tolerado; tanta fue mi ira que cogí el tenedor con fuerza y se lo clavé en los ojos dejándole ciego por completo. La verdad es que no me arrepiento, se lo tenía merecido.

Zeus se enfadó muchísimo conmigo y decidió irse un tiempo. Esa noche dormí sola y al no verle el sábado a mi lado pensé que nuestra relación había llegado a su fin. - Decidí que sería bueno presentarme a un concurso de belleza para subirme la moral, pero no fue así, ganó una tal Afrodita, aunque yo había sobornado al jurado.

Ahora estoy muy cansada, pero me voy a vengar de ese tal Paris al que soborné. -






11 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  2. Muy gracioso lo de Tiresias Marta, aunque eso de arrancarle los ojos... jajaja

    ResponderEliminar
  3. Muy divertido y ingenioso... olee!

    ResponderEliminar
  4. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  5. Buenas Marta, un trabajo muy divertido sobre todo lo de Tiresias.

    ResponderEliminar
  6. ¡Muy bien pensado! Al principio parecía raro lo del diario pero me ha acabado gustando mucho. <3

    ResponderEliminar
  7. Marta, ha sido muy interesante. Pero el momento top es el del cuchillo!!!!

    ResponderEliminar
  8. Muy buena idea lo del diario,me ha encantado!!

    ResponderEliminar
  9. Buen comienzo, Marta!!
    Esto no ha hecho más que empezar

    ResponderEliminar
  10. Marta, la ortografía y la puntuación del texto son tu caballo de Troya

    ResponderEliminar